LECTURA SUGERIDA -El Juego Supremo-Ropp

Las tríadas pueden ser destructivas o creativas. Las tríadas creativas producen niveles de orden superior. Las tríadas destructivas producen más desorden y caos. Las tríadas creativas son difíciles, las destructivas son fáciles y continúan involucionando por sí mismas.
Para construir una casa: habilidad, tiempo y esfuerzo son requerido; para destruirla: sólo basta prenderle fuego con un cerillo. La habilidad es esencial. Los esfuerzos incorporan la fuerza Afirmativa, pero la habilidad incorpora la fuerza Reconciliadora, o Tercera Fuerza.
Lo más difícil de una tríada y lo más significante es el rol de la Tercera Fuerza. Considere tres
ejemplos. Yo comienzo con el tronco de un árbol. Quiero convertirlo en material para la chimenea. Ésta es una tríada fácil. Cualquiera puede manejar una sierra o un hacha y cortar en trozos el tronco.
Ahora, decido tallar un vaso o una cuchara a partir de un trozo de esa madera. Esto requiere más habilidad, y también requiere herramientas diferentes, porque las herramientas son las
transmisoras de la tercera fuerza. Sin las herramientas correctas el carpintero no puede ejercer la Tercera Fuerza, sin importar que tan grande sea su habilidad. A continuación, supongan que quiero tallar una estatua a partir de un pedazo de madera. Esto requiere una mayor habilidad que tallar un vaso o una cuchara. Involucra una tríada diferente. Clasificamos las tríadas sobre la base de la cantidad de esfuerzo y habilidad que demandan. Las
tríadas creativas son todas difíciles y sólo muy pocas personas son capaces de usarlas. Esto se aplica particularmente a la tríada del Trabajo interno. Ésta es una actividad habilidosa. La tríada del Trabajo interno no busca el tipo de labor poderosa que se involucra al cavar un poso o en cortar leña para la chimenea. Exige una consciencia relajada y un balance perfecto, parecido al que muestra el malabarista o el que camina en la cuerda floja. Aquellos que trabajan sobre ellos mismos, como si estuvieran tratando de partir un gran tronco, por la mera fuerza bruta, son victimas del Síndrome de los Súper-esfuerzos y verdaderamente se hacen más daño que beneficio.
Ver Alquímicamente.- Entre los poderes que aquellos en el Trabajo deben luchar por desarrollar, está la habilidad de ver alquímicamente. La palabra, clarividencia, que realmente significa ver, puede ser usada, pero conlleva asociaciones que la hacen inútil.
Ver alquímicamente involucra la percepción directa de cambios en la materialidad arrojados por las acciones de las tríadas. El concepto de diferentes niveles de materialidad es una de aquellas cosas que forman parte del sistema especial de conocimiento sobre el que está basado el Trabajo real. Las actividades creativas dotan al material con un nivel superior de materialidad. Un vaso o una cuchara tallada de un tronco de madera tienen un nivel superior que el tronco del que apareció. Una estatua, si es hábilmente tallada por un agraciado artista, tiene todavía un nivel más superior.
Los trabajos del arte objetivo real tienen un alto grado de materialidad. Ellos producen fuertes
efectos psicológicos en aquellos que son capaces de absorber las impresiones que transmiten. Los alquimistas perciben sus cuerpos como alambiques diseñados por la Naturaleza para la
transmutación de materiales. Ellos saben que, en el estado de sueño hipnótico en el cual pasan la mayoría del tiempo, la transmutación de los materiales se detiene rápidamente. Es debido a que el agente vital de transformación, el Chi, es disipado en actividades inútiles y peligrosas. El Trabajo es un acto de auto-creación y la tríada involucrada es similar a aquella empleada en la
producción del arte objetivo. Involucra la producción de una forma superior de ser. Esto
involucra dos actos de creación, la formación del Observador y la transformación del Observador en Amo. El Amo está, de hecho, ya dentro de nosotros, pero nosotros no tenemos contacto con esa entidad porque vivimos en las partes inferiores de nuestra morada interna. ¿Qué Es el Amo?
La entidad que llamamos el Amo tiene dos aspectos, el Amo en el Cuerpo y el Amo más
allá del Cuerpo.
El Amo en el Cuerpo está localizado en el organizador. El organizador es el asiento de lo que ha sido llamado la sabiduría del cuerpo . Llega a la existencia al momento cuando el núcleo del
esperma se funde con el núcleo del óvulo. Este acto de fusión es el comienzo de una nueva vida. El nacimiento no es el comienzo de una nueva vida. La fusión nuclear es el comienzo. El organizador crea un campo morfogenético sobre el huevo fertilizado. La gran multitud de células que aparecen a partir de ese huevo son guiadas y diferenciadas por ese campo. Durante la primera fase de la vida, la cual toma lugar en el útero y dura nueve meses, tiempo biológico que permite el logro de una enorme hazaña de bioingeniería. Esto involucra la formación no solo del feto con todos sus órganos, sino que también de la placenta que se adhiere a las paredes del útero para alimentar al feto. Al final de los nueve meses la placenta es ya senil y comienza a decaer. El feto, por otro lado, sólo ha comenzado su existencia. Emerge a la luz, emitiendo un grito de horror y asombro, y puede esperar vivir por cien años más. Su compañera, la placenta, sin ceremonia alguna es depositada en el bote de basura.
El organizador no está localizado en ningún órgano. Éste impregna el organismo como una
totalidad y le da su forma. Cada organismo debe tener un organizador. Sin él, la masa de
células carecería de forma, un cáncer parecido a una burbuja. Dentro del organizador existe
un reloj. Este reloj determina el tiempo de vida del organismo. Este periodo de tiempo está
dividido en cuatro fases:
Fase 1. – Fase fetal.- Duración de nueve meses. Durante esta fase todos los órganos de los
sistemas principales son formados por el organizador.
Fase 2. – Fase de la niñez.- Duración de 18 años. El crecimiento del cuerpo continúa. En la
pubertad, el reloj en el organizador conecta los órganos sexuales, inundando el organismo
con las hormonas que involucran el despertar sexual.
Fase 3. – El buen amo de casa.- Duración de 30 años. El hombre y la mujer normales
combinan sus fuerzas para producir niños, y soportarlos hasta que alcancen la edad
responsable.
Fase 4. – El Trabajo interno.- Duración variable. En una sociedad espiritual madura, tanto
el hombre como la mujer se dedican ellos mismos a la completación de su Trabajo interno, para que, al momento de la muerte, sean capaces de mezclarse conscientemente con la
fuerza que les da la vida. Nuestro organizador personal es un átomo del Gran Organizador, una manifestación de la Fuerza de Mente y de la Fuerza de Vida. El Gran Organizador es
otro nombre para el Uno Viejo, el Dios de la criatura. El Amo ya está ahí. No tenemos que
crearlo. Es parte del organizador e impregna el cuerpo, igual como un campo de fuerza
impregna un magneto. El ego, se pasea alrededor de él, jugando sus juegos estúpidos y
astutos, y es inconsciente de ese campo de fuerza. El ego se llama a él mismo: Yo , y se
atribuye a él mismo voluntad. De hecho, no es ni Yo ni tiene voluntad alguna. Es meramente
un títere que no sirve para nada.
El Amo más allá del cuerpo, significaría la posibilidad de mezclarnos con el vació que contiene
todas las posibilidades.