Capítulo 26 El Legamonismo referente a las meditaciones del santo Ashiata Sheimash, que lleva el título de «El Horror de la Situación»

Capítulo 26
El Legamonismo referente a las meditaciones del santo Ashiata Sheimash, que lleva el título de «El Horror de la Situación»
—El Legamonismo, —continuó diciendo Belcebú—, mediante el cual fueron transmitidas las meditaciones del santo Ashiata Sheimash, tenía el siguiente contenido:
Comenzaba con la oración:
«En el nombre de las causas de mi nacimiento, siempre habré de esforzarme por ser justo con todo origen ya espiritualizado y con todos los orígenes de las futuras manifestaciones
espiritualizadas de NUESTRO CREADOR COMÚN, EL PODEROSO AUTÓCRATA
INMORTAL, Amén.»
«De lo Alto me fue mandado a mí, una desdeñable partícula dentro del GRAN TODO, que
me recubriera con el cuerpo planetario de un ser tricentrado de este planeta, para ayudar a
todos los demás seres que aquí nacen y viven, a liberarse de las consecuencias de las
propiedades de aquel órgano que, por importantes razones, fue materializado en las presencias de sus antecesores.»
«Todos los Sagrados Individuos que me precedieron, especial y deliberadamente
materializados desde lo Alto, no han dejado de esforzarse por lograr el mismo objetivo,
mediante una u otra de las tres sagradas formas de autoperfeccionamiento, ordenado de
antemano por NUESTRO ETERNO CREADOR, es decir, por medio de los sagrados métodos inspirados en los impulsos eserales de la ‘Fe’, la ‘Esperanza’ y el Amor.’»
«Cuando cumplí los diecisiete años, comencé a preparar, cumpliendo órdenes de lo Alto, mi cuerpo planetario, a fin de volverlo capaz, durante la existencia responsable, de ser
imparcial.»
«En la época de mi ‘autopreparación’ tuve la intención de ejecutar una tarea que me había sido encomendada, una vez alcanzada la edad responsable, por medio de uno u otro de los tres sagrados impulsos eserales mencionados.»
«Pero cuando, durante dicho período de ‘autopreparación’, acerté a encontrar muchos seres de casi todos los ‘tipos’ formados y existentes en la ciudad de Babilonia, y cuando, durante mis observaciones imparciales, pude comprobar muchos rasgos de sus manifestaciones eserales,se infiltró en mi ser, para crecer luego progresivamente, una ‘duda esencial’ en cuanto a las posibilidades de salvar a los seres tricentrados de este planeta, empleando aquellos métodos sagrados.»
«Las diferentes manifestaciones de los seres que entonces encontré, que no hicieron sino
aumentar mis dudas, me fueron convenciendo paulatinamente de que las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer, habiendo pasado por herencia a través de una serie de generaciones y a lo largo de un extenso periodo de tiempo, habían llegado finalmente a cristalizarse hasta tal punto en sus presencias, que ahora representaban, en cuanto a los seres contemporáneos, una parte perfectamente legal de su esencia, y de ello resultaba que estas consecuencias cristalizadas de las propiedades del órgano Kundabuffer, constituían entonces,por así decirlo, una ‘segunda naturaleza’ de sus presencias comunes.»
«Así pues, cuando me convertí finalmente en un ser responsable, resolví que antes de efectuar mi elección entre aquellos métodos sagrados, habría de llevar mi cuerpo planetario al estado del sagrado Ksherknara, es decir, al estado de ‘la percepción eseral equilibrada de todos los cerebros’, para elegir entonces el método a seguir en mi misión.»
«Con este propósito, ascendí entonces el monte ‘Veziniama, donde permanecí durante
cuarenta días y cuarenta noches hincado de rodillas, absorto en mi meditación.»
«Durante otros cuarenta días y cuarenta noches, me privé de todo alimento o bebida,
dedicándome a recordar y analizar todas las impresiones presentes en mí, recogidas a través de todas las percepciones experimentadas durante mi existencia terrenal en el periodo de mi ‘auto-preparación.’»
«Durante un tercer período de cuarenta días y otras tantas noches, permanecí postrado de
rodillas y privado de alimentos y bebida, y cada media hora me arrancaba dos pelos del
pecho.» «Y sólo cuando hube alcanzado finalmente la completa liberación de todas las asociaciones corporales y espirituales de las impresiones de la vida ordinaria, comencé a meditar en la forma en que habría de SER.»
«Estas reflexiones de mi purificada Razón, me mostraron claramente que ya era demasiado tarde para poder salvar a los seres contemporáneos con cualquiera de los tres métodos sagrados antes enunciados.»
«Estas reflexiones me llevaron a la conclusión terminante de que todas las funciones genuinas y propias de los hombres, en cuanto tales, propias, por lo demás, de todos los seres tricentrados de nuestro Gran Universo, habían degenerado, ya en sus antecesores remotos, en otras funciones, es decir, en funciones tales que incluían entre sus propiedades las del órgano Kundabuffer, muy semejantes en apariencia, por lo demás, a las auténticas funciones eserales de la ‘Fe’, del Amor’ y la ‘Esperanza.’»
«Y esta degeneración se produjo, con toda seguridad, como resultado del hecho de que,
cuando el órgano Kundabuffer fue destruido en los antecesores de los terráqueos
contemporáneos, adquiriendo en sí mismos los factores necesarios para los sagrados y
genuinos impulsos eserales, puesto que todavía permanecía en ellos el sabor de muchas de las propiedades del órgano Kundabuffer —semejantes en apariencia a estos tres impulsos sagrados— se confundieron gradualmente con las últimas, con el resultado de que cristalizaron en la psiquis terráquea aquellos factores correspondientes a los impulsos de la Fe, el Amor y la Esperanza que, si bien eran semejantes a los genuinos, diferían, en ciertos puntos, radicalmente.»
«Los seres tricentrados contemporáneos que aquí viven, creen, aman y esperan, a veces, con su Razón, así como con sus sentimientos;pero cómo creen, cómo aman y cómo esperan, ¡ah, es precisamente ahí donde yace toda la peculiaridad de estas tres propiedades del ser!»
«También creen, pero este sagrado impulso no funciona en ellos independientemente, a
diferencia de la generalidad de los seres tricentrados que habitan en los demás planetas de nuestro Gran Universo, sino que surge con dependencia de unos u otros factores, formados en sus presencias comunes debido, como siempre, a las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer, como, por ejemplo, las particulares propiedades conocidas con el nombre de ‘vanidad’, ‘amor propio’, ‘orgullo’, ‘engreimiento’, etc.»
«Como consecuencia de ello, los seres tricerebrados que aquí habitan se encuentran sujetos, en su mayoría, a las percepciones y fijaciones en sus presencias de toda clase de ‘Sinkropoosaramos’ o, como aquí se dice, son capaces de ‘creer cualquier cuento.’»
«Es perfectamente fácil convencer a los seres que habitan este planeta de cualquier cosa que a uno se le antoje, siempre que durante las percepciones de estas ‘ficciones’ se provoque en sus presencias, ya sea conscientemente y desde el exterior, o automáticamente, desde dentro, el funcionamiento de una u otra consecuencia correspondiente de las propiedades del órgano Kundabuffer cristalizadas en ellos, de entre aquellas que forman lo que se denomina ‘subjetividad’ del ser dado, como por ejemplo, el ‘amor propio’, la ‘vanidad’, el ‘orgullo’, la ‘imaginación’, la ‘arrogancia’, etc.» «Debido a la influencia que tales acciones han ejercido sobre su Razón degenerada y sobre los
factores degenerados en sus respectivas localizaciones, cuyos factores materializan las
sensaciones eserales de los terráqueos, no sólo se cristalizó una falsa convicción con respecto a dichas ficciones, sino que además, comenzaron a demostrar con la mayor vehemencia, y no sin la mayor sinceridad y buena fe, a todos quienes los rodeaban, que las cosas eran así y no de cualquier otro modo.»
«De forma igualmente anómala, se modelaron en ellos los datos para provocar el sagrado
impulso del Amor.»
«En las presencias de los seres de los tiempos contemporáneos, también existe, y a discreción, ese extraño impulso que denominan Amor.»
«Pero este Amor terráqueo es, en primer término, un producto más de cierta consecuencia cristalizada de las propiedades del órgano Kundabuffer, y, en segundo término, dicho impulso surge en ellos y se manifiesta según un proceso enteramente subjetivo, tan subjetivo y tan diferente para los distintos individuos, que si se les pidiese a diez de ellos que explicaran la forma en que experimentan dicho impulso interior, los diez —siempre que, por supuesto,respondieran, por una vez, sinceramente, confesando sus sensaciones auténticas y no aquellas acerca de las cuales han leído en alguna parte o han aprendido algo de oídas— darían respuestas distintas, describiendo otras tantas sensaciones diversas.»
«Así uno explicaría esta sensación en el sentido sexual; otro en el sentido de la compasión; un tercero, en el del deseo de sometimiento; un cuarto, en el de un apetito vehemente por objetos exteriores, y así sucesivamente.»
«Pero ninguno de los diez podría describir, ni aun lejanamente, la auténtica sensación del
amor.»
«Y ninguno de ellos podría hacerlo, porque ninguno de los hombres ordinarios que aquí
habitan ha tenido jamás sensación alguna del sagrado impulso eseral del Amor auténtico.»
«Y sin conocer este ‘sabor’, mal pueden describir, aunque no sea más que vagamente, el
beatífico y sagrado impulso eseral que se desarrolla en todos los seres tricentrados del
Universo entero, el cual, en conformidad con la divina previsión de la Gran Naturaleza,
configura ciertos datos en nosotros, del resultado de cuya experiencia podemos felizmente
descansar de las meritorias tareas por nosotros materializadas con el propósito del
autoperfeccionamiento eseral.»
«Aquí, en la actualidad, si uno de esos seres tricerebrados ama a algún otro ser, esto sucede, bien porque el último lo anima siempre mediante lisonjas inmerecidas, o bien porque su nariz se parece considerablemente a la nariz de la mujer u hombre con el cual, gracias a la ley cósmica de la ‘polaridad’ o del ‘tipo’, se ha establecido una relación todavía sin romperse, o,finalmente, sólo lo ama porque el tío del segundo tiene a su cargo negocios fabulosos y puede llegar un día a procurarle grandes bienes, y así sucesivamente.»
«Pero aquí, en la Tierra, jamás se aman los hombres con amor auténtico, ecuánime y
desinteresado.»
«Gracias a esta suerte de amor desarrollado entre los seres contemporáneos, las
predisposiciones hereditarias a la cristalización de las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer, se cristalizan, actualmente, sin dificultad alguna, pasando a fijarse en su naturaleza como parte legítima de la misma.»
«Y en cuanto al tercer sagrado impulso eseral, es decir, ‘la Esperanza esencial’, su situación en las presencias de los seres tricentrados que aquí habitan es aún más deplorable que la de los otros dos.»
«Dicho impulso eseral no sólo ha terminado por adaptarse a la integridad de sus presencias en forma distorsionada, sino que esta maligna y extraña esperanza, de reciente formación en los terráqueos, que ha pasado a sustituir al impulso eseral de la verdadera y sagrada Esperanza, es ahora la razón principal de que ya no puedan adquirir aquellos factores necesarios para el funcionamiento de los auténticos impulsos eserales de la Fe, el Amor y la Esperanza.»
«En razón de esta ‘anómala recién normada esperanza de los hombres’ éstos siempre están esperando algo, y de este modo, se ven constantemente paralizadas todas las posibilidades surgidas, o bien intencionalmente desde fuera, o accidentalmente, desde dentro de ellos mismos, cuyas posibilidades podrían quizás llegar a destruir en sus presencias, las predisposiciones hereditarias a la cristalización de las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer.»
«Cuando regresé a la montaña de Veziniama, cerca de la ciudad de Babilonia, proseguí
efectuando mis observaciones encaminadas a esclarecer la posibilidad de ayudar a estos
infortunados seres de una u otra forma.»
«Durante un año de observaciones especiales de todas sus manifestaciones y percepciones,llegué a la categórica conclusión de que, si bien los factores necesarios para engendrar en sus presencias los sagrados impulsos eserales de la Fe, la Esperanza y el Amor, ya habían degenerado por completo en los habitantes de este planeta, el factor encargado de engendrar aquel impulso eseral sobre el que reposa la organización de toda la psiquis de los seres pertenecientes al sistema tricerebrado, no se hallaba atrofiado todavía en ellos, sino que, por el contrario, permanecía aún casi intacto en sus presencias.»
«Merced a las anómalas circunstancias externas para la vida ordinaria por ellos establecidas, este factor ha ido penetrando gradualmente en la consciencia, que aquí se llama ‘subconsciente’, hasta incrustarse en ella, como consecuencia de lo cual dicho factor no tiene la menor participación en el funcionamiento de su consciencia ordinaria.»
«Así pues, fue precisamente entonces cuando comprendí, sin lugar a dudas, con todas las
partes independientes de la integridad psíquica que configuraba mi yo’, que si el
funcionamiento de ese factor eseral, presente todavía en sus presencias comunes, debía
participar en el funcionamiento general de la consciencia en que ellos pasan su cotidiana
‘vigilia eseral’, como ellos dicen, sólo entonces sería posible salvar a los seres tricerebrados contemporáneos de las consecuencias de las propiedades de aquel órgano que les fue deliberadamente implantado a sus ascendientes remotos.»
«Reflexiones posteriores me convencieron de que sólo sería posible lograr ese objetivo, en el caso de que pudiera lograrse que su existencia general fluyera durante largo tiempo en ciertas condiciones previstas de antemano.»
«Cuando todo lo que acabo de referir se hubo transustanciado completamente en mi ser,
decidí consagrar mi integridad, a partir de entonces, a la creación de condiciones tales que permitiesen el funcionamiento de esta ‘Sagrada consciencia’ que todavía permanecía en su subconsciente para que estimulara, en forma gradual, su conversión en la consciencia ordinaria, común a los seres tricerebrados del resto de nuestro Gran Universo.»
«Ojalá caiga la bendición de NUESTRO TODO PODEROSO OMNIAMANTE
UNIEXISTENTE PADRE COMÚN Y ETERNO CREADOR sobre ésta, mi decisión,
Amén.»
Así finalizaba el Legamonismo relativo a las meditaciones del Santísimo e Incomparable
Ashiata Sheimash, tituladas «El Horror de la Situación».
Así pues, querido nieto, en los primeros días terráqueos de mi última visita personal a la
superficie de tu planeta, cuando, como ya te he dicho antes, trabé conocimiento minucioso de este Legamonismo que te acabo de narrar, habiéndome interesado inmediatamente por las deducciones elaboradas por el venerado y altísimo Santo Individuo Cósmico Común, Ashiata Sheimash, decidí investigar detalladamente qué medidas habría tomado dicho santo y cómo las había materializado consecuentemente, a fin de ayudar a estos infortunados seres a liberarse de las consecuencias de las propiedades del órgano Kundabuffer que les habían sido transmitidas por herencia y que tan perjudiciales habían resultado para todas sus manifestaciones eserales.