Great Amwell House, 8 de noviembre de 1952 NOTA SOBRE LAS TRIADAS-Maurice Nicoll

NOTAS SOBRE LAS TRÍADAS

Great Amwell House, 8 de noviembre de 1952
NOTA SOBRE LAS TRIADAS-Maurice Nicoll

El Trabajo enseña que en cada manifestación intervienen tres fuerzas. Nada se hace, nada se crea, mediante una fuerza o dos, sino mediante tres fuerzas. Esta trinidad de fuerzas está compuesta de las fuerzas Activa, Pasiva y Neutralizante. En la cosa más pequeña, como el átomo, intervienen tres fuerzas. La Fuerza Activa es la fuerza iniciante, la Pasiva es la fuerza de resistencia, y la Fuerza Neutralizante es la fuerza conectante o de relación entre ellas. Si no hubiese Fuerza Neutralizante o conectante, las fuerzas Activa y Pasiva estarían en oposición la una con la otra y nada podría suceder. Ahora bien, si la fuerza conectante se modifica, las otras dos fuerzas también se modifican. Debemos pensar en la Fuerza Neutralizante como en algo capaz de romper el equilibrio entre las fuerzas Activa y Pasiva de tal modo que la activa pueda convertirse en pasiva, y la pasiva convertirse en activa. Si se piensa que una tríada es como una tabla sostenida cerca de su centro por un soporte o punto de apoyo de modo que un extremo de la tabla está levantado y el otro bajo, luego si se mueve el fulcro un poco hacia un extremo, la punta de la tabla que está levantada bajará, y viceversa, como lo haría un sube y baja. En otras palabras, se puede producir una inversión de signo modificando la Tercera Fuerza. Ahora bien, el Trabajo enseña que en la edad adulta una persona se compone de dos partes distintas llamadas Esencia y Personalidad. La Personalidad es activa y la Esencia es pasiva. Hemos nacido, empero, sólo con la Esencia que crece hasta cierto punto. En los primeros años de la vida pensamos en la madre como si formase parte de una oscura tríada en relación con nuestra Esencia. La Esencia es la Fuerza Activa y la madre es la Fuerza Neutralizante. A esa misma edad la vida se presenta al niño como algo asombroso. Se le relatan cuentos de hadas, muchos de los cuales contienen enseñanza esotérica. Cabe concebir que éstos forman en la Esencia los cimientos de lo que más tarde en la vida se convierte en Centro Magnético. Quiero decir, que el asombro natural de la Esencia y la memoria de los cuentos de hadas se conectan más tarde con la tríada-Trabajo mediante la cual la Esencia se vuelve activa otra vez y empieza a crecer. Si lo contemplamos de esta manera, la tríada-Madre y la tríada-Trabajo deben estar vinculadas. Pero la tríada-Vida debe intervenir entre ellas durante muchos años. Debemos recordar que desde el punto de vista del Trabajo la Esencia es el punto capaz de crecimiento en el verdadero hombre o mujer. Si la tríada-Madre persiste por demasiado tiempo se vuelve dañina. El niño rehuirá la vida. La tríada-Vida se verá demorada y sus etapas no se constituirán en el momento apropiado. La tríada-Vida, que viene después de la tríada-Madre, forma gradualmente la Personalidad mediante la cual se enfrenta la vida. La Personalidad es distinta de la Esencia y la rodea para protegerla como la cáscara de una semilla. La Esencia deja de crecer y se vuelve pasiva. En su lugar crece la Personalidad. La Personalidad no es la verdadera persona, pero necesariamente debe formarse. Entonces la

Fuerza Neutralizante ya no es más la madre, sino la vida misma. La Personalidad se vuelve activa, la Esencia se vuelve pasiva, y la Vida actúa como Tercera o Fuerza Neutralizante. Esta es la tríada-Vida. Tiene que estar bien formada antes que pueda empezar la tríada-Trabajo —si es que alguna vez lo hace. Si lo hace, la Personalidad actúa como alimento para el crecimiento de la Esencia.
Les recuerdo todo esto porque nos olvidamos de reflexionar sobre los significados de estas muy importantes verdades iniciales del Trabajo. La lenta formación de la Personalidad, que debería ser lo más rica posible en experiencias y conocimiento, es lo que se puede denominar la primera educación. Si en un hombre esta tríada no se ha formado suficientemente debido a una vida estrecha y falta de inteligencia, su desarrollo posterior y último, que es la segunda educación, será difícil. Tendrá que educarse a sí mismo en muchas direcciones. Se debería conocer y experimentar todo antes de intentar formar la próxima tríada, que resulta de una segunda educación, y no es formada por la vida, ni tampoco es necesaria para ella. Es contraria a la vida. El Trabajo, y todo lo que enseña, pertenece a la segunda educación; el objeto de esta segunda educación es el de invertir la tríada formada por la vida de modo que eventualmente la Personalidad llegue a ser pasiva, y la Esencia, al llegar a ser activa, crezca una vez más, nutriéndose de algunas de las energías que habían ido a la Personalidad. Este proceso es muy gradual. Si un hombre comienza a trabajar sobre sí, digamos para separarse de las emociones negativas, empieza a extraer energía de ciertas partes de la Personalidad. Si un hombre tiene genuino afecto al Trabajo y cree genuinamente en él, esta energía se moverá en dirección a la Esencia. Si no es así, retornará a la Personalidad. Sólo lo que es genuino puede nutrir la Esencia. El seudo trabajo, el trabajo fingido, acrecentarán sencillamente el poder de la Personalidad, en especial de la parte llamada Falsa Personalidad. No vayan a creer, por favor, que llega un momento dramático en que la Esencia de súbito se vuelve activa y la Personalidad pasiva. Es un proceso gradual de despertar del sueño mediante el reconocimiento, la comprensión, el querer del Trabajo y, finalmente, el hacerlo. Me estoy refiriendo a quienes desean ardientemente despertar del sueño de la vida. Durante ese proceso, que fluctúa de un lado para otro, el hombre experimenta una gradual modificación de su manera de pensar. Este nuevo pensar es llamado metanoia, o cambio de mente, que es una palabra constantemente usada en los Evangelios y equivocadamente traducida por arrepentimiento. Este cambio en la manera de pensar pertenece al comienzo de la segunda educación, y es el signo que la Fuerza Neutralizante de vida, que antes mantenía en sus garras a la Personalidad activa, y a la Esencia pasiva, empieza a ser parcialmente reemplazada por otra cualidad de la Fuerza Neutralizante. Si una persona está en esa situación se la puede describir como estando en parte en el Trabajo. Si no hay cambio en su pensar, si prosigue sólo pensando según la vida, no está en el Trabajo. Le basta observarlo en sí misma. A no ser que la parte de dicha persona que ha comenzado a pensar de una nueva manera se mantenga despierta mediante el esfuerzo, retornará a su primer estado. Si no recibe seriamente el Trabajo mismo y nunca piensa interiormente en él, sólo muchos y vigorosos esfuerzos la llevarán a la recuperación. Debe enfrentarse consigo misma. Empero, mucha misericordia se ve aquí, pero quizá una puerta dentro de dicha persona finalmente se cerrará. Esta puerta comunica últimamente con los Centros Superiores. Es preciso recordar aquí una frase que se empleó una vez en el Trabajo —”Ningún esfuerzo – ningún trabajo: ningún trabajo – ningún despertar: ningún despertar – muerte”— cuando, de hecho, uno se convierte en uno de la multitud de muertos del mundo que andan por las calles entre los pocos vivos. Los vivos son aquellos cuya mente ha despertado, y han empezado a pensar interiormente por si mismos.
Cabe preguntarse si la totalidad de la Personalidad debe desecharse. Esta es una idea muy equivocada. Todo lo que hay de inútil y espurio en la Personalidad debe desecharse, y en especial la parte llamada Falsa Personalidad que se funda sobre el amor de sí, y se vincula con el “Yo” Imaginario y hace que sea imposible llegar hasta el Yo Real. Mucho conocimiento

falso debe desaparecer. Ahora bien, en charlas recientes se ha mencionado a menudo cómo en la parte exterior del Centro Emocional, la parte vuelta hacia la vida a través de los sentidos, reina el amor de sí. Lo que es llamado en los Evangelios el Amor a Dios y el Amor al Prójimo no puede existir donde el amor de sí es dominante. El amor de sí no puede amar lo que es más elevado que él mismo. El amor de sí ama el yo y lo que éste posee, hijos, hogar, propiedades. dinero, posición social y todo lo demás. Mientras el amor de sí siga siendo dominante, la tríada en la cual la vida es la Tercera Fuerza no se puede invertir. El objeto oculto de los Evangelios es el de invertir la tríada-Vida para así llevar a cabo el desarrollo de la Esencia. Nos dicen que debemos llegar a ser semejantes a niñitos. Es de esperar que hallaremos en los Evangelios muchas indicaciones acerca de la naturaleza de la nueva Fuerza Neutralizante para distinguirla de la vida. Les recordaré una vez más que Gurdjieff definió el Trabajo como Cristianismo Esotérico. Quería decir el significado interior de los dichos y parábolas de Cristo para distinguirlos de los diversos dogmas de las diferentes iglesias y denominaciones que han sido establecidas en el mundo. Según mi experiencia sólo el Trabajo puede revelarlos. Ahora bien, puesto que el amor de sí caracteriza la formación de la tríada-Vida, cabe esperar que algunas de sus ramificaciones se mencionan en los Evangelios como las cosas contra las cuales hay que trabajar en sí mismo para lograr ese desarrollo que no nos da la vida. De paso, todos ustedes deben comprender que el Trabajo nunca llegará a ser su Fuerza Neutralizante a menos que trabajen. Por alguna razón este punto para mí no es muy claro, y al parecer la gente no lo comprende aún. Olvidan conectar el Trabajo consigo mismas, o no desean hacerlo. Repito que el Trabajo nunca llegará a ser nuestra Fuerza Neutralizante a menos que trabajemos. No se producirá cambio alguno si sólo se escucha lo que dice el Trabajo.
En el último comentario se presentaron dos ejemplos que nos dan una indicación sobre la naturaleza de la Fuerza Neutralizante que hace a la Personalidad pasiva y la Esencia activa. Citaré otra vez uno de esos ejemplos. Cristo preguntó a sus discípulos:
“¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”
(Marcos, IX, 33-35).
Es sabido que el amor de sí siempre quiere ser el primero. El hombre que tiene buena opinión de sí gusta de salirse con la suya, y no gusta de estar bajo otra persona. Si tiene que estar bajo otra persona se vuelve envidioso y difícil. Esta es la situación normal en la vida. Tratar de ser el primero, tratar de ser el más grande, el que está colocado en el lugar más elevado, se considera una ambición normal. Todo ello se basa en el amor de sí que domina las relaciones de vida. La vida como Tercera Fuerza en la tríada-Vida parece estar compuesta psicológicamente y sobre todo de amor de sí. Cabe escribir entonces que la Tríada-Vida es Personalidad Activa, Esencia Pasiva y Amor de Sí como Fuerza Neutralizante. De ello se deduce que la Tercera Fuerza o Fuerza Neutralizante del Trabajo no puede ser amor de sí. Me referiré ahora al Sermón del Monte. Entre otras cosas, dice:
“Bienaventurados los pobres en espíritu” (aquellos que no se identifican) .
“Bienaventurados los mansos” (aquellos que no conocen el resentimiento) .
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” (y no de justicia de sí).
Me he referido a este punto en otro lugar. Lo que quiero que comprendan es que aquí se hace referencia a algo que el Trabajo llama la formación de la tríada-Trabajo por cuyo medio la Personalidad se vuelve pasiva. Mediante aquello a lo cual el Trabajo nos abre los ojos, vemos qué significan todas esas declaraciones y otras que aparecen en los Evangelios y que son tan difíciles de entender. No son un fin en sí. Sólo se refieren a “ser bueno”. Son instrucciones. 109
Para lograr que la Personalidad se vuelva pasiva de modo que la Esencia pueda crecer y el Yo Real o Amo pueda entrar. Porque el Amo no puede entrar en la Personalidad. Una vez que entra el Yo Real, se alcanza la meta-Trabajo. Los medios y los métodos para alcanzarlo pueden dejarse a un lado. Me extenderé más sobre este punto en futuros comentarios.