El Caballo, el Carruaje, el Cochero, y el Amo.- La lucha entre el sí y el no, involucra todas las partes de nuestro ser. Podemos usar la alegoría del
Caballo, Carruaje, Cochero y el Amo, para designar estas partes. El Cochero es el intelecto,
El Caballo son las emociones,
El Carruaje es el cuerpo físico.
El Amo que debería viajar en el Carruaje y decirle al Cochero a dónde ir, si no está ahí, su lugar puede ser tomado por el Observador. El Observador, si desarrolla bastante poder, se convertirá en el Amo.
Si la voluntad real va a ser desarrollada, cada uno de estos tres componentes del transporte, el
Caballo, el Carruaje y el Cochero, debe ser disciplinado y fortalecido. Durante este proceso, tomará lugar en cada parte una lucha entre el sí y el no. Siempre estaremos tentados a seguir el camino de las debilidades y de no notar nuestros hábitos perniciosos, pero a menos que resistamos esta tentación, nunca desarrollaremos la voluntad real. Esta lucha entre el sí y el no toma formas diferentes en cada uno de los tres componentes.
Conoce que el Yo Superior viaja en el carruaje, el cuerpo es el carruaje, el intelecto es el cochero, y la mente son las riendas. Los sentidos son los caballos y los objetos de los sentidos son los caminos. Aquel que no ha comprendido y cuya mente nunca está firmemente encabezando sus sentidos es inmanejable, parecido a los caballos viciosos de un cochero. Pero el que tiene comprensión y cuya mente está siempre firmemente encabezando, sus sentidos están bajo control, parecido a los buenos caballos de un cochero. Cuidado del Carruaje.- Un engaño o ilusión de la gente que ha permitido que el Trabajo de fantasía remplace al Trabajo
real, se relaciona con el cuidado del Carruaje (el cuerpo físico). Tales gentes imaginan que pueden ser indulgentes con todos los tipos de hábitos físicos nocivos, que pueden usar drogas, incluido el alcohol y el tabaco, hacer poco ejercicio físico, comer todo tipo de alimentos dañinos, y generalmente ser negligentes con respecto a su salud, y todavía quieren construir dentro de esos templos , el Templo interior. Si estas gentes son retadas, invariablemente responderán con excusas. Ellos dirán que no están interesados en el cuerpo, dirán que el cuerpo es meramente un vehículo para su alma. Se atreven a decir, que ellos podrían sobreponerse a todos esos hábitos dañinos sí así lo decidieran, pero jamás lo elegirían o desearían hacer y mucho menos lo podrían llevar a la realidad.