Lectura Sugerida

LA MUERTE.-
J. G. Bennett
Frente a la muerte no existe lugar para la emoción. La muerte está más allá de ella. Es necesario vivir con la muerte. Verdaderamente no es posible ser liberados de nuestro propio egoísmo a menos que constantemente vivamos con la muerte. Pero no debemos vivir con ella como si fuese algo para tener emociones miserables acerca de ella. No es parecido a eso
Cuando alguien que conocemos muere, es traído a nuestra propia para nosotros. ¿Por qué es necesario tener que traerlo cerca de nosotros cuando la muerte es la condición circundante de nuestra forma de existencia? ¡Decenas de millones están muriendo cada día! Esto es debido a que no tenemos una imaginación real. Tenemos sólo imaginación subjetiva. Vemos a alguien que conocemos yaciendo muerto ante nosotros y esa muerte llega a ser real. Cuando la gente muere en cualquier otro lugar, no es real para nosotros. La totalidad de la humanidad está capturada en una posición inexorable de la cual no existe mucha esperanza de escapar. Sólo cuando veamos algo frente a nosotros, cuando tengamos un impacto porque vemos las consecuencias de nuestra propia estupidez, llegaremos a darnos cuenta de algo. La estupidez o imprudencia universal es de nuevo parte de las condiciones generales de nuestra existencia.
Ayer hablamos acerca del amor, y dije que amar significa amarlo todo. Significa ser capaz de ponernos nosotros mismos, de sentirnos nosotros mismos, en el lugar de todo lo que existe. Es compartir las alegrías y sufrimientos de toda vida. ¿Pero quién es capaz de esto? Sólo un alma de gran fortaleza que haya pasado a través de una gran cantidad de sufrimiento.
Decimos desparpajadamente: “Nosotros quizás moriremos en cualquier momento”. Pero eso no significa nada si sólo lo decimos o lo pensamos. ¿Por qué es así? Es debido a las raíces del hombre, las cuales están profundamente embebidas en la ilusión. No podemos escapar nosotros mismos de esa ilusión. La ilusión está tan profundamente arraigada dentro de nosotros –de dar la espalda a la realidad y continuar aferrados a nuestros sueños- que aun y cuando seamos sacados de ella por algún impacto, retornamos a ella de nuevo.
No piensen que me he impuesto la tarea de llevarlos a ustedes dentro de una consciencia de la realidad durante el tiempo en que estemos juntos. Eso no es posible. Si alguno de ustedes puede hacerlo en su propia vida y encuentra lo que esto es, sería una cosa maravillosa -no muchas personas pueden lograrlo. Pero al menos cada uno de nosotros debería imponerse el no voltear su rostro de lo real.
Es difícil para mí transmitirles todas estas cosas de una manera que no parezca ser negativa o infeliz. La infelicidad es realmente la condición de nuestra existencia ilusoria. Viene desde un lugar en nosotros que sabe que esta vida no es lo que debería de ser mientras continuamos adheridos a ella. Cualquiera que la deje ir es feliz por dejarla ir.
Oscilamos entre una forma falsa de felicidad y una forma falsa de infelicidad. ¿Pero dónde están el sufrimiento y la felicidad real? Cuando ustedes comiencen a comprenderlo, no correrán más del sufrimiento que apegarse a la felicidad; porque sabrán que los dos son gemelos, inseparable uno del otro.
La muerte es un recordatorio de que todo en este mundo es limitado y condicionado. Cada oportunidad es por un cierto tiempo. Todo es parecido a eso -dado a nosotros para hacer lo que podamos hacer y después el final. A pesar de saber acerca de esto y de recordarnos nosotros mismos sobre ello, vivir de esa manera es un compromiso muy grande. Todas nuestras percepciones llegarán a ser diferentes. ¡Tremendo consejo! Pero sólo son palabras vacías. ¿Quién vive este día como si fuese el último? Imposible. Es imposible porque no tenemos nada en nuestro estado que enfrente el vivir de esa manera. Lado a lado con las ilusiones existe lo que en el Budismo es llamado: “desatención”, el cual es nuestro enemigo. No podemos prestar atención, notar, ni introducir dentro de nosotros mismos las indicaciones y señales de nuestras vidas.
Con alguna gente es un pecado real dominante: el pensar que ellos conocen mejor. No existe nada en ellos que pueda resistirlo –en el momento cuando ellos conocen mejor. Pero ni siquiera se les ocurre cuestionar qué es lo que ellos conocen mejor, o si lo que están haciendo es la cosa correcta por hacer.
Una pregunta bastante natural: ¿Son incurables estas deficiencias de la psique? Sería trágico si la respuesta fuese sí, porque tendríamos que vivir con las enfermedades de nuestra propia esencia. Existen ciertas cosas en la esencia que tienen que ser erradicadas, pero que no serán erradicadas sin sufrimiento. Una persona las tiene en la forma de “él sabe”, otro tiene algún tipo de miedo. Es difícil trabajar en contra de ellas, y no es útil enmascararlas.
Si yo simplemente alentara sus energías para que ustedes puedan llevar a cabo cosas que no podían hacer antes, y a su vez, ustedes permanecen con esas deficiencias fundamentales en su propia naturaleza, entonces un día todo se convertiría en cenizas para ustedes.